Déficit al 8%


JOSÉ CARLOS DÍEZ 30 DIC 2011 

http://politica.elpais.com/politica/2011/12/30/actualidad/1325276751_625352.html

En el Congreso, el presidente anunció que presentaría el presupuesto en marzo y que en el segundo Consejo de Ministros aprobaría un plan de medidas urgentes. Se esperaba un paquete de reformas estructurales pero saltó la sorpresa. Sin datos aún en la Intervención General del Estado del cuarto trimestre y con unas necesidades de financiación para las Administraciones Públicas en el tercer trimestre en torno al 6,1% del PIB, según publicaba ayer mismo el INE, el Gobierno anunció una estimación del 8% para 2011. Dos terceras partes de la desviación correspondiente a las comunidades autónomas.

España SA debe 1,8 billones de euros a inversores internacionales y por eso siempre hay que analizar cuál será la reacción de los mercados al anuncio. Medio billón es financiación a corto plazo, la mayor parte bancaria, a lo cual hay que sumar vencimientos de largo plazo. Por lo tanto, en 2012 España SA tendrá que refinanciar en los mercados internacionales el 60% de su PIB. Olivier Blanchard, economista jefe del FMI y futurible Premio Nobel de Economía, acaba de publicar que medidas de austeridad acompañadas de bajo crecimiento, lejos de reducir las primas de riesgo las acaban aumentando.

El Gobierno, el Banco de España y la mayoría de economistas privados ya hemos anticipado un escenario de recesión suave para 2012, pero todo es susceptible de empeorar. En Europa aún no se asume la recesión y seguimos con el relato moralista de la austeridad. Por lo tanto, el Ecofin obligará a España a publicar un nuevo Plan de Estabilidad urgente para corregir esta desviación y garantizar el 4,4% de déficit el próximo año, como acaban de hacer con Italia.

Esto supone recortar cuatro puntos de déficit público primario, un recorte similar al que hemos acometido desde 2009, pero en un solo año, con la economía en recesión y con nuestros principales destinos de exportación también en recesión. Esta es una misión equivalente a la Odisea de Ulises pero nosotros somos simples mortales. Otra lección que Blanchard destaca de 2011 es que incumplir los planes anunciados también afecta negativamente a la prima de riesgo.

El estigma es mayor si ha habido ocultación de déficit. Papandreu siguió una estrategia similar en 2009 en Grecia y acabó en tragedia. Es cierto que cualquier comparación de España con Grecia no es realista, pero el nuevo Gobierno de Castilla-La Mancha optó por la misma estrategia y también son bono basura. Por lo tanto, habrá que esperar la reacción de las agencias de rating que han puesto en revisión a todos los países de la Eurozona y seguramente empezarán las rebajas en España.

Otro mito sobre los mercados es que demandan austeridad y transparencia. Los inversores en momentos de máxima incertidumbre no quieren la verdad, solo quieren recuperar su inversión. El propio Blanchard critica la “esquizofrenia” de los mercados, que primero aplauden la austeridad y luego te destrozan cuando acaba provocando la recesión. Por lo tanto, menos austeridad y más Prozac.

España puede aguantar tipos altos mucho tiempo, el problema es de cantidades. En octubre, los inversores internacionales sacaron de España 20.000 millones de euros y desde abril 85.000 millones, el 8% del PIB. El BCE ha actuado de prestador de última instancia pero esta situación no es sostenible.

Keynes, gran conocedor de los mercados, nos enseñaba que “cuando piensas que va a suceder lo inevitable, surge lo imprevisto”. En 2012, se resolverá la quita de Grecia, seguramente también la de los bancos irlandeses y probablemente Italia necesitará ayuda financiera. Esperemos que haya vida inteligente en Europa y suavicen los compromisos de déficit urgentemente.

José Carlos Díez es economista jefe de Intermoney y profesor de economía de la Universidad de Alcalá de Henares.

Subidas de impuestos y promesas electorales.


Referencia al Consejo de Ministros en el que se han aprobado subidas de impuestos, en contra de lo prometido por el Partido Popular durante la campaña, cuando apenas ha pasado una semana desde que tomase posesión el nuevo gobierno.

Haz clic para acceder a refc20111230.pdf

«Es un disparate subir los impuestos en tiempos de crisis» Mariano Rajoy, Presidente del Gobierno.

«Si gana Rubalcaba subirán los impuestos; si gana Rajoy, bajarán.» Esteban gonzalez Pons

 

Cristobal Montoro, Ministro de Hacienda » Más impuestos nos traerá menos crecimiento y más paro»

Es el trabajo, no el empleo, señora


http://www.nuevatribuna.es/articulo/economia/2011-12-27/es-el-trabajo-no-el-empleo-senora/2011122707281900906.html

nuevatribuna.es | Joaquín Aparicio | Actualizado 29 Diciembre 2011 – 18:50 h.
Es muy significativo que, junto al nombramiento como Ministro de Economía del que fuera presidente para España y Portugal del Banco Lehman Brothers hasta el momento de su ruina, el Gobierno del PP haya decidido acabar con el Ministerio de Trabajo. Ahora se llamará Ministerio de Empleo (y Seguridad Social) a cuyo cargo ha puesto a la señora Báñez. Alguien puede pensar que en unos tiempos en los que las palabras se corrompen para ocultar la realidad da un poco lo mismo cómo se nomine un Ministerio, pero no es así. Si se corrompen las palabras es para corromper las ideas, para construir la realidad al gusto de quienes las pervierten o para expresar opciones valorativas determinadas, como es el caso de la desaparición del Ministerio de Trabajo. Este Ministerio se creó en 1920, cuando las clases dominantes de la restauración borbónica decidieron unificar desde este departamento la acción pública que respondiese con algunas reformas a la llamada “cuestión social”. Aquellos años estaban dejando en España una oleada de agitación social que no podía parar la mera represión. 1917 fue un año especialmente agitado en el que una gran huelga fue la respuesta de la clase obrera, harta de soportar la carestía y el aumento de precios de los alimentos que trajo consigo la exportación a los países contendientes en la Primera Guerra Mundial que con escarnio enriquecía a una élite.

Desde entonces el Ministerio de Trabajo, aún con otros nombres añadidos, ha existido siempre, cualquiera que fuese la forma que adoptase la estructura administrativa del Gobierno en todos los periodos y regímenes que desde aquel año han existido en España: la restauración borbónica en régimen caciquil , la dictadura de Primo de Rivera, la II República, el franquismo, la transición, la monarquía parlamentaria constitucional con sus diversos periodos de gobiernos de centro, socialistas, derechas, socialistas de nuevo. Hasta la semana pasada en la que lo que era una Secretaría de Estado de Empleo dentro del Ministerio de Trabajo se ha convertido en el Ministerio eliminando el trabajo. Es un cambio que tiene que ver con un enfoque erróneo de la actual situación.

Nadie duda que el desempleo es el más grave problema de la sociedad española, pero es evidente que si los desempleados aspiran a trabajar es porque hacerlo es el modo de obtener una vida digna. Es el modo en el que la inmensa mayoría de los comunes mortales consiguen, no solo los recursos necesarios para la subsistencia, sino la sociabilidad que les hace gozar de los bienes de la ciudadanía. Los modos de trabajar pueden ser diversos, por cuenta propia o por cuenta ajena, pero siempre es necesario proteger a la persona que trabaja, porque la mercancía trabajo, objeto del contrato que lleva ese nombre, es tan delicada porque es inseparable de la persona que trabaja. No cualquier forma de trabajar vale, lo que quiere decir que es el trabajo el valioso y codiciado bien que es necesario proteger, que tiene que estar en el centro de la valoración social. Hacer evidente esta gran verdad ha costado titánicos esfuerzos a generaciones pretéritas que ahora parece que con el chantaje del empleo se quieren mandar al cubo de la basura de la historia.

Algo más del veinte por ciento de la población activa está hoy desempleada, lo que es un drama, pero eso quiere decir que el ochenta por ciento está ocupada ¿Es aceptable que en nombre de la noble lucha contra el desempleo desatendamos las tutelas que protegen a la persona que trabaja? ¿Es aceptable que la política de empleo tenga tal preeminencia que en la organización administrativa española desplace al trabajo? No es aceptable porque una política de empleo digna de ese nombre, es decir una política orientada al pleno empleo como nuestra constitución impone a los poderes públicos, solo puede hacerse desde orientación más general de la política económica y no con medidas ancilares de corte laboral. Ya se anuncia la degradación aún mayor del trabajo cuando el nuevo ministro de Economía ha fijado entre sus prioridades modificar “el mercado laboral”, es decir, reducir el trabajo a una mercancía mas maleable, como si los trabajadores fueran los causantes del desempleo. Es una hipocresía aplicar una política económica (control del déficit público, austeridad, debilitación de lo público y de los servicios sociales) que está demostrado no crea empleo, para a reglón seguido degradar las escasas garantías que protegen el trabajo con la excusa de mejorar el empleo. Hasta las personas más ingenuas se dan cuenta que de todo ello es aprovechar el miedo de los trabajadores al despido para aumentar la tasa de explotación en favor de las clases sociales que nos han llevado a esta crisis. Por eso, señora Ministra no es el empleo, sino el trabajo y su valoración el problema más grande que tenemos en España. Aún está a tiempo de mandar el BOE una rectificación de errores y volver a llamar a su Ministerio como de Trabajo. Cosas más gordas se han hecho otras veces.

A Note On The Ricardian Equivalence Argument Against Stimulus (Slightly Wonkish)


http://krugman.blogs.nytimes.com/2011/12/26/a-note-on-the-ricardian-equivalence-argument-against-stimulus-slightly-wonkish/?pagewanted=all

There have been a lot of shockingly bad performances among macroeconomists in this crisis; but if I had to pick the one that is most startling, it is the way freshwater economists have demonstrated that they don’t understand one of their own doctrines, that of Ricardian equivalence.

Ricardian equivalence says that what determines consumption is the lifetime present value of after-tax income, and hence that, say, a temporary tax cut won’t stimulate spending, because people will figure that whatever they gain now will be offset by higher taxes later. It is a dubious doctrine even done right; many people are liquidity constrained, and very few people have the knowledge or inclination to estimate the impact of current government budgets on their lifetime tax liability.

But even if you assume that the doctrine is right, it does NOT imply that government spending on, say, infrastructure will be met by offsetting declines in private spending. In other words, Robert Lucas was betraying a complete misunderstanding of his own doctrine when he said this:

If the government builds a bridge, and then the Fed prints up some money to pay the bridge builders, that’s just a monetary policy. We don’t need the bridge to do that. We can print up the same amount of money and buy anything with it. So, the only part of the stimulus package that’s stimulating is the monetary part.

But, if we do build the bridge by taking tax money away from somebody else, and using that to pay the bridge builder — the guys who work on the bridge — then it’s just a wash. It has no first-starter effect. There’s no reason to expect any stimulation. And, in some sense, there’s nothing to apply a multiplier to. (Laughs.) You apply a multiplier to the bridge builders, then you’ve got to apply the same multiplier with a minus sign to the people you taxed to build the bridge. And then taxing them later isn’t going to help, we know that.

This remark was followed, by the way, by a smear against Christy Romer:

Christina Romer — here’s what I think happened. It’s her first day on the job and somebody says, you’ve got to come up with a solution to this — in defense of this fiscal stimulus, which no one told her what it was going to be, and have it by Monday morning.

So she scrambled and came up with these multipliers and now they’re kind of — I don’t know. So I don’t think anyone really believes. These models have never been discussed or debated in a way that that say — Ellen McGrattan was talking about the way economists use models this morning. These are kind of schlock economics.

Maybe there is some multiplier out there that we could measure well but that’s not what that paper does. I think it’s a very naked rationalization for policies that were already, you know, decided on for other reasons.

I’ve tried to explain why Lucas and those with similar views are all wrong several times, for example here. But it just occurred to me that there may be an even more intuitive way to see just how wrong this is: think about what happens when a family buys a house with a 30-year mortgage.

Suppose that the family takes out a $100,000 home loan (I know, it’s hard to find houses that cheap, but I just want a round number). If the house is newly built, that’s $100,000 of spending that takes place in the economy. But the family has also taken on debt, and will presumably spend less because it knows that it has to pay off that debt.

But the debt won’t be paid off all at once — and there’s no reason to expect the family to cut its spending right now by $100,000. Its annual mortgage payment will be something like $6,000, so maybe you would expect a fall in spending by $6000; that offsets only a small fraction of the debt-financed purchase.

Now notice that this family is very much like the representative household in a Ricardian equivalence economy, reacting to a deficit financed infrastructure project like Lucas’s bridge; in this case the household really does know that today’s spending will reduce its future disposable income. And even so, its reaction involves very little offset to the initial spending.

How could anyone who thought about this for even a minute — let alone someone with an economics training — get this wrong? And yet as far as I can tell almost everyone on the freshwater side of this divide did get it wrong, and has yet to acknowledge the error.

Fiscal Policy Works


Paul Krugman

December 24, 2011, 9:15 AM

Via Brad DeLong, there’s a paper by David Romer (pdf) summarizing recent research on fiscal policy, inspired by the crisis and aftermath. And his conclusion is not at all what you hear on the talk shows; it is that there is now overwhelming evidence that fiscal policy does in fact work when it’s not offset by monetary policy. And since we’re now in a liquidity trap in which conventional monetary policy has no traction, that’s the world we’re in.

I like this footnote, which gives you a sense of what has been going on:

3 For within-country evidence, see Chodorow-Reich, Feiveson, Liscow, and Woolston (2010); Suárez Serrato and Wingender (2010); Shoag (2010); Fishback and Kachanovskaya (2010); and Nakamura and Steinsson (2011). For cross-country evidence, see International Monetary Fund (2010); Council of Economic Advisers (2009); and Kraay (2010). For time-series evidence (as well as simulation-based evidence), see Hall (2009); Barro and Redlick (2010); Fisher and Peters (2009); Coenen et al. (2010); and Christiano, Eichenbaum, and Rebelo (2010). On this list, all but Kraay, Barro and Redlick, and Fisher and Peters implicitly or explicitly try to provide evidence about the case where monetary policy does not act to offset the effects of fiscal policy. With the exception of two of these three (Kraay and Barro and Redlick), the papers all suggest substantial effects of fiscal policy. As I describe below, this brief tour omits all work that predates the crisis.

Of course, all you’ll hear on TV is nyah-nyah-nyah the Obama stimulus didn’t work.

Otros economistas


Para cumplir con los compromisos con Bruselas, Rajoy hizo una primera evaluación de la reducción del déficit público de 16.500 millones de euros en 2012. La Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) acaba de prever que esa cifra llegará a los 40.000 millones de euros, cuatro puntos del PIB español. Recuérdese que en mayo de 2010, cuando Zapatero tomó las medidas de austeridad que llevaron a los socialistas a la ruina electoral, el esfuerzo fue de 15.000 millones de euros.

El debate sobre cómo conseguir que el déficit no supere el 4,4% del PIB el año que viene (y el 3% en 2013) es central para la vida pública. La economía es una forma privilegiada de la acción política y no solo pasto de los tecnócratas, como se ha puesto de moda en Europa. No se puede desposeer al poder democrático de la soberanía en el campo de la política económica.

Una cosa es la despolitización de la política y otra que los expertos no tengan voz en la polémica. Hace más de dos años que Krugman dio la voz de alarma (¿Cómo pudieron equivocarse tanto los economistas?) sobre el papel de los científicos sociales en el diagnóstico de la crisis y sus eventuales salidas. Y más de un lustro desde que el director de estudios de la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales de París, Jacques Sapir, publicó su estudio sobre los intereses inconfesables de los falsos expertos en economía (Economistas contra la democracia; Ediciones B). Skidelsky, el biógrafo de Keynes, ha calificado a quienes con su ceguera o mudez voluntaria han acompañado a la desregulación que dio lugar a la Gran Recesión de «mayordomos intelectuales de los poderosos».

Afortunadamente, en España empiezan a ampliarse los territorios de la autocrítica de la profesión, muchas veces amparados en las redes sociales. El colectivo Economistas Frente a la Crisis (www.economistasfrentealacrisis.com) -nacido para frenar el ambiente de mediocridad y silencio instalado en el Colegio de Economistas de Madrid en los últimos años- acaba de lanzar su segundo manifiesto. En los dos textos se subraya su preocupación por la manipulación del lenguaje de quienes siempre exigen más en la demanda de sacrificios de la ciudadanía: austeridad no equivale a déficit cero, liberalización y desregulación no es idéntico, reformar y reducir los derechos no es una acción intercambiable automáticamente, el problema no son los mercados sino su ausencia en beneficio de los oligopolios… Otro colectivo, formado sobre todo por economistas, pero no solo por ellos (www.econonuestra.net), pretende que el debate económico no se realice en exclusiva desde las posiciones que califican de «fundamentalistas del mercado».

Unos y otros participan de la tesis de que un economista deja de ser ciudadano cuando intenta imponer una representación del orden social no a través del debate, sino mediante la pretensión de poseer la clave de las leyes naturales de la organización de la sociedad. –

Enésimo fracaso de la UE


http://www.cuartopoder.es/invitados/enesimo-fracaso-de-la-ue/1880

SÁBADO, 10 DICIEMBRE 2011

Alejandro Inurrieta *

La cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno ha vuelto a poner de manifiesto que priman los intereses del socio mayoritario, Alemania y que el comportamiento del resto se aproxima a lo que en economía industrial se conoce como el modelo Líder-Seguidor. Esto implica que el funcionamiento de la Unión responde a la existencia de un directorio, que aporta todo el espíritu institucional, un Banco Central antiinflacionista, el desprecio del Parlamento Europeo, tics autoritarios y prepotentes, y un modelo social y económico basado en la austeridad prusiana, donde el consumo privado es castigado con penas muy severas y cualquier desviación supone de facto el repudio del culpable.

Con estos antecedentes, los resultados de la cumbre no alumbran nada nuevo, y los excesos verbales de algunos titulares de prensa, y las caras de alegría forzadas de los políticos solo esconden su propia frustración, al constatar que no se ha avanzado nada en la arquitectura institucional, ni en la verdadera unión fiscal, ni en mejorar los mecanismos presupuestarios comunes, y especialmente en que las sanciones y las amenazas han dejado de ser creíbles. Así mismo, una vez más, el país financiero por antonomasia, Reino Unido, desprecia su anexión al euro y también impide una armonización financiera real, así como la posibilidad de regular para reducir el balance financiero internacional.

Vayamos pues por partes. Desde una óptica estrictamente institucional, los avances son nulos y siguen mostrando la atrofia y el déficit democrático. El Parlamento Europeo apenas interviene en todas las discusiones sobre la reforma de los tratados o las medidas de impulso monetario y fiscal. La Comisión Europea y el Presidente del Consejo son meros convidados de piedra, y tienen que ser los Jefes de Estado Y Gobierno, los que acaban tomando las decisiones a un ritmo exasperantemente lento y fuera de toda la lógica democrática y transparente. Esta incapacidad institucional, con mecanismos que pueden bloquear cualquier acuerdo, son similares al sistema de aprobación del techo de déficit y deuda en EEUU, lo cual también está siendo castigado por los mercados financieros y es una de las razones de la rebaja extemporánea derating a la mayoría de países europeos anunciado por Standard & Poor’s hace unos días.

En el plano estrictamente económico y financiero, solo ha habido acuerdo en reafirmar algo que ya está en el Tratado de Mastricht, y es el Pacto de Estabilidad. Se acuerda hacerlo más duro y con sanciones ahora de un supercomisario y del Tribunal de Justicia europeo. Esta vuelta de tuerca teórica, implica que los países miembros no podrán superar el 0,5% del PIB en el llamado déficit estructural, y solo en algunos casos podrán superar el 3,0% (que incluye la parte cíclica), poniéndose en marcha de forma automática las sanciones, que se cuantifican en el 0,2% del PIB. De nuevo, esto ya está vigente y no se ha podido aplicar a ningún país, incluidos Francia y Alemania. Es decir, las amenazas no son en absoluto creíbles, y además, la propia definición del déficit estructural resulta muy difícilmente medible, al margen de que plantea dudas conceptuales no desdeñables. Este acuerdo ha sido suscrito por 23 de los 27 países miembros de la UE, quedando fuera Reino Unido, pues no quiere ningún tipo de supervisión de Bruselas en su sistema financiero. La lentitud de la UE añade más incertidumbre, pues  algunos países tendrán que ratificar el acuerdo, que se plasmará en un nuevo Tratado, en sus respectivos parlamentos nacionales  o incluso en referéndum. En el campo de la consolidación fiscal, se sigue con la teoría errónea que la política anticíclica de consolidación fiscal es la política optima en este momento del ciclo. Pero también es notorio el fracaso en implementar una misma política de consolidación a economías con una gran varianza en dotaciones iniciales de capital físico o humano. El resultado es el que hemos visto: los países con menor dotación inicial de capital, ante un shock exógeno tan brusco, y ausencia de estabilizadores automáticos a nivel europeo y solidaridad efectiva, han sucumbido empujados por la apatía e inacción de los responsables políticos y monetarios.

En el campo monetario y bancario, de nuevo, la presión de Alemania ha dejado al BCE prácticamente como está. No será un prestamista de última instancia, comprará deuda a escondidas, y su aportación al fondo de estabilidad no llegará a los límites que se pretendían. Tampoco se ha llegado a un acuerdo sobre eurobonos, y solo se ha logrado alumbrar un Fondo de Estabilidad de 500.000 millones de euros, apoyado por el FMI, y por supuesto sin tener carácter de entidad bancaria. Este fondo ya nace viciado, pues por ejemplo, solo España va a necesitar más de 100.000 millones de euros para sanear la banca, ante el deterioro de su cartera inmobiliaria. La UE, en este punto, no aporta ninguna solución a la crisis de sobreendeudamiento de deuda privada y pública, abandonando la idea de quitas ordenadas y las cláusulas que comprometían al sector privado en las posibles pérdidas de bonos privados y públicos. Tampoco compromete ninguna medida para reducir el balance financiero de la UE, ni para regular los mercados OTC.

Si analizamos las posibles soluciones al déficit de Unión Fiscal, los resultados son aún peores. No hay armonización fiscal real, ni en sociedades, renta o IVA.  Tampoco hay reglamento para un presupuesto comunitario verdadero, que supere la broma del 1% para la agricultura y algo de I+D que hay ahora. Alemania, pero también Reino Unido, han puesto todas las trabas para entregar la política presupuestaria y fiscal a Bruselas.

Como colofón a este análisis de urgencia, cabe señalar que, de nuevo, no se han puesto las bases para una política de crecimiento común, que mejore las condiciones de financiación, que genere empleo transfronterizo o que garantice la reducción de las trabas al comercio y que pueda cerrar el gap tecnológico y de infraestructuras que existe en la UE. Como ejemplo, una pequeña simulación nos muestra lo que supone la exigencia por ley de un déficit estructural del 0,5% del PIB para España.

Si España alcanza el pleno empleo con un crecimiento a largo plazo del 2-2,5%, esto implica que, entonces, la economía española asumiría que  su mejor escenario posible a largo plazo sería el siguiente:

  1. La tasa de paro no bajaría del 10-12%, o lo que es lo mismo, en torno a 1,8-2,0 millones de parados/as.
  2. La tasa de actividad global se situaría alrededor del 60%
  3. La tasa de empleo no superaría el 65%
  4. La productividad aparente del factor trabajo crecería alrededor del 0,5% por año, lo cual no permitiría dar el salto de modelo de crecimiento.
  5. Gasto educativo y sanitario y servicios sociales se situarían en niveles de país emergente, o incluso por debajo, sin que pudiese llegar a niveles de convergencia cerca del 80-90%.
  6. Los gastos en I+D+i no alcanzarían los umbrales del 5%

Si el punto de partida es éste, y en un contexto estático, la evolución del gasto público e ingresos públicos, partiendo de la experiencia histórica y con la capacidad recaudatoria que tenemos, seguiría los siguientes pautas:

  • En primer lugar, dada la elasticidad actual de los ingresos fiscales al crecimiento, algo superior a la unidad, y la de los gastos, superior a la de los ingresos, la reducción de la participación de los gastos públicos a la regla de gasto debe ser muy drástica. Esto es así, suponiendo que no hay cambios apreciables en la presión fiscal normativa y se hacen permanentes las rebajas fiscales aprobadas.
  • En segundo lugar, en un contexto razonable, y con el crecimiento esperado, el déficit medio incurrido en el pasado ha sido del 6.5%, lo cual implica que hay que reducir en 5 pct la participación de los gastos en el PIB, puesto que la imposición no se modifica. Esto se cuantifica en que la participación del gasto se debería caer cerca del 33% del PIB, teniendo en cuenta que en la serie histórica, no ha superado el 40%. Esto puede suponer cerca de 60-70 mil millones del PIB por año. Adicionalmente, en este contexto, y sin cambios en la pirámide de la población, en la natalidad y en el proceso de innovación, muy difíciles en el estado estacionario o de pleno empleo propuesto, el descenso en la cobertura sanitaria o educativa y en dependencia, puede acercarse al 3-4% por año.
  • Por último, el déficit máximo permitido (0,5% del PIB), rondaría los 5.000-6.000 millones de euros por año.

En conclusión, la UE no ha solucionado ninguno de sus graves problemas, la tiranía del modelo social y económico de Alemania va a estrangular muchas economías, hundir muchas empresas y perpetuar el déficit democrático, mientas se mantiene la primacía financiera de Reino Unido y el trasvase de renta y riqueza hacia Alemania. Por tanto, sorprende la euforia de algunos que solo responde a intereses espurios, que se esfumarán ante el próximo ataque contra la deuda y el euro.  Mientras, el balance financiero muncial y su regulación seguirán intactas, gracias al poder de negociación de Reino Unido, que solo sueña con la ruptura formal de la UE y el euro.

(*) Alejandro Inurrieta es economista y director ejecutivo de Inurrieta Consultoría Integral.